Homenaje al Comandante: Toneladas de bombas no doblegan la dignidad del pueblo
A UN AÑO DEL ASESINATO DEL
COMANDANTE ALFONSO CANO
COMANDANTE ALFONSO CANO
Bloque Occidental Comandante Alfonso Cano
El 4 de noviembre de 2011 el presidente Juan Manuel Santos celebraba la muerte del hombre que lucho incansablemente por la paz con justicia social; a diferencia de los revolucionarios, que no gozamos ni celebramos la caída en combate de nuestros adversarios, al contario lo sentimos, porque son hijos del pueblo que desafortunadamente caen defendiendo a una clase capitalista que en nada le interesa el bienestar de los demás.
El comandante Alfonso Cano había sido asesinado, y
los medios masivos, esbirros del capital privado, difundían la noticia como un
“éxito militar”. Pero otra era la realidad. Lo que para el gobierno colombiano
significaba un motivo de celebración, para el pueblo el asesinato de Alfonso
Cano representaba un acto de cobardía perpetrado por el ejército mercenario.
Es obvio que los criminales del ejército siempre
han temido encontrarse frente a frente con un revolucionario en el campo de
batalla. Los militares en medio de su despampanante poderío militar y los
alevosos adoctrinamientos le temían al
comandante Alfonso Cano, y solo pudieron enfrentarlo desde la distancia con
aviones, haciendo uso de la cobarde práctica de los bombardeos. Así es la
infamia, incapaz de mirar el rostro de quien empuña las armas en favor del
pueblo.
Los soldados del ejército colombiano conocen a la
guerrilla solo por lo que les hablan en sus prácticas de amaestramiento y
aferrados simplemente a la moral que les representan los aviones. Sin sus
bombardeos indiscriminados jamás podrían enfrentar a los hombres y mujeres de
las FARC-EP.
Una guerra en condiciones bélicas tan desiguales
como la colombiana, solo la enfrentan combatientes revolucionarios llenos de
moral y convencidos de la justeza de la causa a favor de las clases menos
favorecidas. Siempre ha sido así. En los inicios la guerrilla revolucionaria ya
se enfrentaban contra los aviones, y el poderío militar de la época, con
machetes, escopetas y a pies descalzos recorriendo las empinadas cordilleras y
páramos. 50 años después, los aviones, helicópteros y las bombas no han
desaparecido, solo que cada vez son más brutales y costosas, pero también la
guerrilla cada día es más fuerte y con una inquebrantable solidez ideológica.
Así que los jolgorios estatales con las expresiones lenguaraces del fin del fin, son efímeras.
Para asesinar a Alfonso Cano fueron empleadas varias toneladas de explosivos, decenas de aviones y
helicópteros. La evidente cobardía es lo que el gobierno colombiano denomina un
“éxito militar”, cuando ha utilizado una fuerza desproporcionada en material
bélico y humano solo para asesinar a una persona, ¿será eso un acto de valentía y de gran éxito? Eso fue lo que el
presidente Juan Manuel Santos celebró embriagado de un iluso triunfalismo el 4
de noviembre de 2011 en compañía de asesores y mercenarios extranjeros, para
unos meses más tarde aterrizar en la realidad y, tener que convidar y “proteger”
a la guerrilla para iniciar un proceso de diálogos. Seguramente la cobarde
celebración se apagó y doblegó ante las palabras que en vida había pronunciado
el comandante Alfonso Cano “aquí en las FARC nadie esta amilanado, ¡estamos
llenos absolutamente de moral, de moral de combate!”. Esto significa que a las
FARC no las han derrotado (ni las derrotaran) en el campo político y militar.
Quien celebra la muerte de Alfonso Cano, celebra
la muerte del revolucionario que abandonó la vida tranquila, y sus privilegios,
para defender la causa justa del pueblo colombiano. En Colombia eso es lo que
hace feliz a esta recalcitrante casta política, económica y militarista:
asesinar a cada hombre y mujer que lucha contra la injusticia y la opresión.
Pero el gobierno no logró su cometido. Diversos
sectores de la sociedad se indignaron con su muerte. Hoy, un año después, las
FARC-EP se fortalecen en nombre de todos los guerrilleros y luchadores que han
ofrendado la vida por su pueblo.
Intelectuales y luchadores populares no le
olvidan. El sociólogo norteamericano James Petras lo recuerda como uno de los
más brillantes intelectuales y guerrilleros que dejó de lado todas sus comodidades,
y sacrificando todo por el pueblo, “murió luchando fusil en mano contra
toneladas de bombas cayendo sobre su campamento. Eso no es simplemente heroico
sino que muestra en toda su vida la importancia de los principios y la valentía”.
Hoy 4 de noviembre de 2012 recordamos al camarada
con alegría. Ha sido un año sin su presencia, pero tanto sus ideas como su
memoria no han abandonado el campo de batalla.
¡Comandante Alfonso Cano
Presente y Combatiendo!
Presente y Combatiendo!
¡Hemos jurado vencer, y
venceremos!
Noviembre 4 de 2012
Montañas del centro y norte del Valle del Cauca
Compañía Víctor Saavedra
Bloque Occidental Comandante Alfonso Cano
Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia-Ejército del Pueblo-
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