Programa Agrario de los Guerrilleros de las FARC-EP
Proclamado el 20 de julio de 1964 en el fragor
de la lucha armada de Marquetalia, corregido y ampliado
por la OCTAVA CONFERENCIA NACIONAL de las FARC-EP,
abril 2 de 1993 Descargar PDF
de la lucha armada de Marquetalia, corregido y ampliado
por la OCTAVA CONFERENCIA NACIONAL de las FARC-EP,
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Compañeros campesinos, obreros, estudiantes,
artesanos, intelectuales, soldados, policías y oficiales patriotas, hombres y
mujeres de Colombia:
VÍCTIMAS DE CINCO GUERRAS
Nosotros somos nervio de un movimiento
revolucionario que viene de 1948. Contra nosotros, campesinos del sur del
Tolima, Huila y Cauca, desde 1948 se ha lanzado la fuerza del gran latifundio,
de los grandes ganaderos, del gran comercio, de los gamonales de la política
oficial y de los comerciantes de la violencia. Nosotros hemos sido víctimas de
la política de "a sangre y fuego" preconizada y llevada a la práctica
por la oligarquía que detenta el poder.
Contra nosotros se han desencadenado en el curso de
los últimos 45 años, cinco guerras: una, a partir de 1948; otra, a partir de
1954; otra, a partir de 1962; otra a partir del 18 de mayo de 1964 cuando los
Altos Mandos declaran oficialmente que ese día empezaba la "Operación
Marquetalia", y ésta que enfrentamos a partir del 9 de diciembre de 1990,
cuando el Dictador Gaviria y los Altos mandos militares iniciaron la operación
de exterminio contra el secretariado de las FARC-EP en Casa Verde y de agresión
militarista contra el movimiento popular en todo el país.
Hemos sido víctima de la furia latifundista y
castrense porque aquí, en esta parte de Colombia, predominan los intereses de
los grandes señores de las tierras y los intereses en cadena de la reacción más
oscurantista del país. Por eso nos ha tocado sufrir en la carne y en el
espíritu, todas las bestialidades de un régimen podrido que brota de la
dominación de los monopolios financieros entroncados con el imperialismo.
UNA VÍA CERRADA
Es por esto, que se lanzan contra Marquetalia
16.000 hombres provistos de todo tipo de armas. Es por esto, que contra
nosotros se emplea la táctica de bloqueo económico, de los cercos de
exterminio, de las acometidas por aire y tierra y, por último la guerra
bacteriológica. Es por esto, que el gobierno, Altos Mandos Militares y el
imperialismo yanqui, emplean cientos de millones en armas, pertrechos, pagos de
espías y delatores. Es por esto, que el gobierno y los Altos Mandos Militares
sobornan y corrompen conciencias, matan, persiguen y encarcelan a la gente
colombiana que se levanta a la lucha solidaria con nosotros, víctimas de una
cruel e inhumana guerra de exterminio.
Nosotros hemos golpeado en todas las puertas
posibles en busca de auxilio para evitar que una cruzada anticomunista, que es
una cruzada contra nuestro pueblo, nos condujera a una lucha armada prolongada
y sangrienta. Nosotros somos revolucionarios que luchamos por un cambio de
régimen. Pero queríamos y luchábamos por ese cambio usando la vía menos
dolorosa para nuestro pueblo: la vía pacífica, la vía democrática de masas. Esa
vía nos fue cerrada violentamente con el pretexto fascista oficial de combatir
supuestas "repúblicas independientes" y como somos revolucionarios
que de una u otra manera jugaremos el papel histórico que nos corresponde, nos
tocó buscar la otra vía: la vía revolucionaria armada para la lucha por el poder.
El régimen actual, ha incorporado a su sistema de
gobierno, formas abiertas de fascismo. Al mando de las fuerzas represivas se
hallan los elementos más provocadores y aventureros. Las Fuerzas Armadas
Oficiales están llevando a la práctica la teoría de la Seguridad Nacional, que
es la filosofía del terror, la Guerra Sucia, el paramilitarismo y la muerte.
Bajo patrocinio y mando de la oligarquía y de un grupo de Altos Oficiales que
hacen suya la política, la táctica y la estrategia de la GUERRA PREVENTIVA y
DEL ENEMIGO INTERNO para mantener la disciplina social de los monopolios,
la explotación de nuestro pueblo y de nuestros recursos naturales por parte del
imperialismo y de una clase dominante rapaz y reaccionaria como la colombiana.
Por eso, esta guerra ha asumido en la actualidad un
genuino carácter nacional, que necesariamente incorporará a la lucha armada
revolucionaria a las más amplias masas de nuestro pueblo contra los soportes
militaristas del régimen.
Por eso, las FARC-EP se han constituido como una organización
político-militar que recoge las banderas bolivarianas y las tradiciones
libertarias de nuestro pueblo para luchar por el poder y llevar a Colombia al
ejercicio pleno de su soberanía nacional y hacer vigente la soberanía popular.
Luchamos por el establecimiento de un régimen político democrático que
garantice la paz con justicia social, el respeto de los Derechos Humanos y un
desarrollo económico con bienestar para todos quienes vivimos en Colombia.
Luchamos por una Política Agraria que entregue la
tierra del latifundio a los campesinos: por eso, desde hoy, 20 de julio de
1964, somos un ejército guerrillero que lucha por el siguiente Programa
Agrario:
PRIMERO: A la
política agraria de mentiras de la oligarquía, oponemos una efectiva Política
Agraria Revolucionaria que cambie de raíz la estructura social del campo
colombiano, entregando en forma completamente gratuita la tierra a los
campesinos que la trabajan o quieran trabajarla, sobre la base de la
confiscación de la propiedad latifundista en beneficio de todo el pueblo
trabajador.
La Política Agraria Revolucionaria entregará a los
campesinos favorecidos por ella, la ayuda técnica y de infraestructura,
herramientas y animales de labor para la debida explotación económica de la
tierra. La Política Agraria Revolucionaria es condición indispensable para
elevar verticalmente el nivel de vida material y cultural de todo el
campesinado, librarlo del desempleo, el hambre, el analfabetismo y las
enfermedades endémicas que limitan su capacidad de trabajo; para liquidar las
trabas del latifundismo y para impulsar el desarrollo de la producción
agropecuaria e industrial del país. La Política Agraria Revolucionaria
confiscará las tierras ocupadas por compañías imperialistas norteamericanas a
cualquier título y cualesquiera que sea la actividad a la que estén dedicadas.
SEGUNDO: Los
colonos, ocupantes, arrendatarios, aparceros, terrazgueros, agregados, etc., de
tierras de los latifundistas y de la nación, recibirán los títulos
correspondientes de propiedad de los terrenos que exploten. Se liquidará todo
tipo de explotación atrasada de la tierra, los sistemas de aparcería y el
arriendo en especie o en dinero. Se creará la unidad económica en el campo de
acuerdo con la fertilidad y ubicación de los terrenos, con un mínimo de 10 a 20
hectáreas, cuando se trate de tierras planas y aledañas a poblaciones o
ciudades y, en otras tierras, de acuerdo con su fertilidad o red de
comunicaciones. Se anularan todas las deudas de los campesinos con los
usureros, especuladores, instituciones oficiales y semi-oficiales de crédito.
TERCERO: El Gobierno
Revolucionario respetará la propiedad de los campesinos ricos que trabajen
personalmente sus tierras. Se preservarán las formas industriales de trabajo en
el campo. Las grandes explotaciones agropecuarias que por razones de orden
social y económico deban conservarse, se destinarán al desarrollo planificado
de todo el pueblo.
CUARTO: El Gobierno
Revolucionario establecerá un amplio sistema de crédito con facilidades de
pago, el suministro de semillas, asistencia técnica, herramientas, animales,
máquinas, etc., tanto para los campesinos individuales como para las
cooperativas de producción que surjan en el proceso. Se creará un sistema
planificado de irrigación y electrificación y una red de centros oficiales de
experimentación agrotécnica. Se organizarán servicios suficientes de sanidad
para la atención completa de los problemas de la salud pública en los campos.
Se atenderá el problema de la educación campesina, la erradicación total del
analfabetismo y se creará un sistema de becas para el estudio técnico y
superior de los hijos de los trabajadores de la tierra. Se cumplirá un basto
plan de vivienda campesina y la construcción de vías de comunicación de los
centros rurales productivos a los centros de consumo.
QUINTO: Se
garantizarán precios básicos remunerativos y de sustentación para los productos
agropecuarios.
SEXTO: Se
protegerán las comunidades indígenas otorgándoles tierras suficientes para su
desarrollo, devolviéndoles las que les hayan usurpado los latifundistas y
modernizando su sistema de cultivo. Las comunidades indígenas gozarán de todos
los beneficios de la Política Agraria Revolucionaria. Al mismo tiempo
estabilizarán la organización autónoma de las comunidades respetando sus
cabildos, su vida, su cultura, su lengua propia y su organización interna.
SÉPTIMO: La
realización de éste Programa Agrario Revolucionario dependerá de la alianza
obrero-campesina y del Frente Unido de todos los colombianos en la lucha por el
cambio de régimen. Única garantía para la destrucción de la vieja estructura
latifundista de Colombia. La realización de esta política se apoyará en las más
amplias masas campesinas, las que contribuirán decididamente a la destrucción
del latifundio. Para tal fin se organizarán potentes uniones de lucha
campesina, fuertes sindicatos, comités de usuarios y juntas comunales. Por eso,
este programa se plantea como necesidad vital, la lucha por la forjación del
más amplio frente único de todas las fuerzas democráticas, progresistas y
revolucionarias del país para librar un combate permanente hasta dar en tierra
con el régimen oligárquico al servicio de los imperialistas yanquis, que
impiden la realización de los anhelos del pueblo colombiano.
OCTAVO: Las FARC-EP
en su momento promulgarán la primera ley de la Política Agraria Revolucionaria.
Por eso invitamos a los campesinos, obreros, empleados, estudiantes, artesanos
y pequeños industriales y comerciantes, a la burguesía nacional que esté
dispuesta a combatir contra el imperialismo, a los intelectuales demócratas y
revolucionarios, a todos los partidos y corrientes de izquierda y de centro que
quieran un cambio en sentido del progreso, a la gran lucha revolucionaria y
patriótica por una Colombia para los colombianos, por el triunfo de la
revolución, por un gobierno democrático de liberación nacional.
Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Rigoberto Lozada, Isauro Yosa, Isaías Pardo, Luis Pardo, Jesús María Medina, Darío Lozano, Tarcisio Guaracas, Parménides Cuencas, Roberto López, Miryan Narváez, Judis Grisales, Jesús Ortiz, Rogelio Díaz, Miguel Aldana, Hernando González Acosta, Gabriel Gualteros, Miguel Pascuas, Jaime Bustos, Alcides González y hermanos, David González, Andrés López y hermanos, Luis Salgado, Pedro Ipús, Evaristo Lozada, Vicente Torres, Desiderio García, Agustín Cifuentes, Abraham García, Ismael Valderrama, Miguel Garzón, Jaime García, José Domingo Rivera, Mariano Pérez Montes.
Marquetalia, julio 20 de 1964
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