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sábado, 25 de marzo de 2000

Manifiesto Bolivariano por la Nueva Colombia





















“No hay mejor medio de alcanzar la libertad,
que luchar por ella”.

Simón Bolívar
Compatriotas:

Colombia está gravemente enferma porque los gobernantes liberales y conservadores han utilizado sus cargos para favorecer a los ricos y para su propio beneficio personal; porque sus gobiernos solo han servido para defender la insaciable voracidad de los dueños del gran capital, de los latifundistas y de los diferentes carteles del narcotráfico; y porque han entregado nuestra soberanía a los Estados Unidos de Norteamérica, en contravía de las más patrióticas tradiciones, de la economía y de la dignidad de todo el país. 

Para mantenerse en el poder han acudido a una guerra sin reglas. Desde los tiempos de los atentados al Libertador Simón Bolívar y al Mariscal Antonio José de Sucre pasan-do por los magnicidios de Jorge Eliécer Gaitán y Jaime Pardo Leal, los jefes liberales y conservadores han utilizado el crimen y la violencia, como herramienta principal del Estado para imponer su ley, llevando el terror y la intimidación a un pueblo anhelante de tolerancia democrática, justicia y bienestar. 

Para liquidar toda manifestación de protesta e inconformidad, incorporaron la Doctrina de Seguridad Nacional como concepción de Estado, declarando enemigo interno a todos quienes no se resignaron a su política de hambre y exclusión. 

Pregonan la defensa de los Derechos Humanos, mientras estimulan la pena de muerte que las Fuerzas Armadas practican sin freno desde siempre, hacen alarde de las “libertades ciudadanas” pero conforman grupos de sicarios paramilitares, rasgan sus vestiduras contra el crimen al mismo tiempo que organismos de Seguridad del Estado incrementan la desaparición de sus opositores, ratifican una y otra vez el fuero militar verdadero ariete de la impunidad mientras se lamentan de la ineficacia de su justicia, dicen abogar por mantener la población civil alejada de la confrontación armada pero intensifican su tarea de “quitarle el agua al pez” que significa asesinar los civiles no afectos al gobierno y aprueban la abolición del delito político para condenar por terroristas a quienes luchan contra el establecimiento. 

Han transformado a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía en mercenarios a sueldo, convirtiéndolos en el terror de sus propios hermanos y en indiscutible causa de los funestos odios que desgarran al país. 

Todo ello para mantener a los trabajadores en miserables niveles de vida, regateándoles ínfimos aumentos salaria-les, elevando los índices de desempleo, rebajando las condiciones de existencia de las mayorías nacionales, arrebatando la tierra a los campesinos y negándole las más mínimas aspiraciones al pueblo. 

¡LA CLASE POLÍTICA MIENTE!

Los jefes liberales y conservadores le mienten al país en campañas electorales y en el ejercicio del poder haciendo de la política el juego del engaño, de la gobernabilidad palanca de corrupción y de la justicia social una obra de caridad para la publicidad y los discursos oficiales. 

Su manejo monopólico de los grandes medios, les ha permitido manipular la información, erigirse en voceros de la llamada “opinión pública”, calumniar a sus opositores, mantener desinformados a pobres y explotados sobre la verdadera situación existente marginándolos así de la real solución de los problemas que caracterizan nuestro de-venir político y social. 

Los repulsivos olores que aún emanan del publicitado PROCESO 8.000 -verdadero tejido de las relaciones políticas del poder- son tan solo otra manifestación más de las costumbres políticas que los jefes liberales y conservadores le han impuesto al país. Así ha sido siempre, es su manejo normal y su forma de gobernar, tan solo que en esta ocasión una pelea de comadres, la avaricia del imperialismo gringo porque los dólares del narcotráfico regresen a su corral y el interés electorero de los partidos políticos yanquis, destaparon buena parte de esa olla podrida que es “la clase dirigente de nuestro país”. 

Todos sus componentes del poder ejecutivo, directivas de partidos políticos, comisiones éticas, parlamento, jueces, notarios, procurador, contralor, gobernadores, alcaldes, generales, coroneles, servicios de inteligencia, banqueros, periódicos, magistrados del Consejo Nacional Electoral e integrantes del notablato nacional quedaron desnudos ante la opinión del país. 

Se sabe que la inmoralidad ha sido su norma, el cinismo su ética y el bolsillo propio su objetivo fundamental. El saqueo de la Caja Agraria, el robo a través de DRAGACOL y de FONCOLPUERTOS desenmascaran la gestión de la clase política al frente de la administración pública. 

Continúan regalando a las transnacionales el patrimonio colectivo de todos los colombianos, privatizando las empresas que les fueron entregadas para su administración y que terminaron vendiendo en un mercado saturado de sobornos y de inmoralidad. 

Han tenido la desvergüenza de convivir y enriquecerse del narcotráfico durante largos años estimulando la invasión de los narcodineros en todos los resquicios de la sociedad colombiana, aunque, ante tamañas evidencias, inventen distancias con él, señalando a otros como responsables de tan impúdica corrupción. 

VALORES PATRIOS: INSEPULTOS

Con su política Neo Liberal del sálvese quien pueda, no solo incrementaron la explotación sobre los trabajadores del campo y la ciudad y sobre los sectores medios de la población, sino que también fracturaron los valores más importantes y caros de los colombianos: nuestro sentimiento de nación independiente, la honestidad, la solidaridad, la dignidad, la vida, la sensibilidad social, el respeto por sus semejantes, la unidad familiar, el orgullo por las tradiciones populares y el valor por la palabra empeñada. 

Su promesa de redistribución del ingreso ha tomado forma única en el soborno y la mordida. 

Pretenden resumir todos nuestros valores en su sublime principio: todo hombre tiene su precio convirtiendo al sapo en insignia nacional, otorgando empleos, contratos y dineros a cambio de votos, entregando recursos oficiales a los necesitados pero aplastando sus principios, transformando al dólar en el supremo dios de los colombianos ante el cual todos debemos someter nuestra moral, ilusiones y conducta. 

Hicieron de la indignante y desvergonzada entrega de nuestra soberanía nacional y del arrodillamiento frente a los Estados Unidos, la forma natural de existencia del país. 

Colombia necesita volver a levantar con fuerza las bande-ras de su soberanía y defensa de su territorio. Nuestro derecho a ser respetados como nación independiente, a exigir absoluta libertad en la solución de nuestras diferencias internas, a desarrollar estrategias tecnológicas que nos liberen de la dependencia, a independizar nuestro comercio internacional, a reivindicar nuestros valores culturales e idiosincrasia y al pleno respeto de nuestros recursos naturales. 

Avanzar en la lucha por la unidad de los pueblos latinoamericanos, en el espíritu bolivariano, contra sus enemigos comunes. 

Debemos asimilar los avances tecnológicos de la sociedad moderna para asegurar el desarrollo nacional, pero sobre políticas muy definidas que impidan los atropellos y garanticen un futuro de prosperidad cierto, pero nuestro. 

Utilizar las nuevas e ingentes riquezas petroleras no en la guerra ni en los odios, si no en el campo, en la industria, en la educación como deber del Estado, en políticas de vivienda, de salud y equilibrio ecológico que beneficien al pueblo.

En agua potable para todos. En el progreso de las comunidades indígenas con respeto de su autonomía, en la integración de las comunidades negras hoy sumidas en la desesperanza. En el deporte, para que masivamente la juventud sea apoyada y estimulada en su desarrollo físico y mental como compromiso de gobierno. En la investigación científica que nos contribuya al progreso y a la independencia. 

UN RÉGIMEN POLÍTICO PARA LA CONVIVENCIA DEMOCRÁTICA

Debemos construir un nuevo Régimen, sostenido en la tolerancia y el respeto por la opinión ajena, que garantice la verdadera redistribución del ingreso, la ética en el manejo de la cosa pública, la soberanía nacional, la justicia social y la solución pacífica de las diferencias. 

Desterrar del ejercicio de gobierno a todos aquellos comprometidos en tanto terror y tan grandes injusticias. Cómo pensar que los Gavirias, los López Michelsen, los Samper, los Pastranas, los Santos, los Bedoyas Pizarros, los Serrano Cadena, los Víctor Carranza, los Sabas Pretel, los Santodomingos, los Ardilas Lules, los Sarmiento Angulos y tantos otros ricos, con tan abulta-das cuentas en los bancos nacionales y extranjeros, con tan millonarios ingresos mensuales, van a defender los intereses de las mayorías empobrecidas del país?  No, no lo hacen, simplemente porque no lo necesitan. Ellos defienden sus intereses y los de sus amigos ricos. 

¡EL PUEBLO NO PUEDE CONTINUAR DISPERSO!

A todo esto hay que colocarle un punto final. Estamos in-vitando al país que anhela una sociedad deliberante pero respetuosa del criterio ajeno, en progreso pero justa y amable, a que construyamos un nuevo movimiento político comprometido con los intereses mayoritarios de los colombianos, extraño a la intolerancia y al engaño, para llamar a cuentas a tanto sinvergüenza, a tanto ladrón, a tanto vendepatria e instaurar un gobierno de dignidad que reconstruya democráticamente la nación. 

Y porque aquí en Colombia, entre todos los gobiernos acabaron la oposición legal a los tiros con la guerra sucia, las desapariciones y el terror, el nuevo movimiento debe ser estructurado para trabajar en la clandestinidad. Que lleve aliento, organización y razonamientos a los diferentes sectores que forman nuestra nacionalidad y que proteja con el secreto de su pertenencia a todos quienes lo integren, hasta cuando seamos millones y podamos con la fuerza de la razón y de la lucha desterrar para siempre el terror del Estado, la corrupción y la injusticia. 

¡ENTRE TODOS DEBEMOS HACER ALGO POR TODOS!

Porque en Colombia las mayorías aún nos indignamos ante las injusticias y tenemos la decisión de no permanecer indiferentes, invitamos a los inconformes; a los trabaja-dores que forjan el progreso económico y social, víctimas de los bajos salarios, los atropellos y la explotación; a los campesinos, eternos olvidados con cuya sangre se han re-gado todos los surcos y bosques de nuestra nación; a los desempleados y a los trabajadores de la llamada economía informal; a los estudiantes; a los nuevos profesionales y técnicos que ingresan en el incierto mercado del trabajo; a las mujeres, verdadero ejemplo y aliento en la lucha de los pueblos por la convivencia y la igualdad; a los intelectuales y artistas pues su creatividad y altiva presencia debe volver a ser luz en las jornadas populares; a los periodistas independientes; a los militares patriotas cansados de ser verdugos de sus propios hermanos; a los desplazados por la violencia latifundista, militar y para-militar que llenan los tugurios de las ciudades o andan errantes; a los habitantes de los barrios marginales y de las comunas; a los sacerdotes sensibles ante la cruel arrogancia de los poderosos; a los creyentes de todas las religiones porque la libertad de cultos es premisa del respeto por el prójimo; a los indígenas de todas las comunidades pues solo un gobierno de mayorías será garante de sus culturas, de sus milenarias tierras y de su organización; a los negros para alcanzar plenos e iguales derechos; a los luchadores por el respeto a los Derechos Humanos, defensores de Presos Políticos y familiares de desaparecidos; e invitamos especialmente a la juventud, convocamos su histórica rebeldía contra la injusticia, su generosidad con los débiles, su irreverencia creadora porque solo con audacia e imaginación colectiva seremos capaces de abrir los nuevos caminos de la Patria Amable en la que queremos vivir y dejar como herencia a nuestros hijos. 

A todos los invitamos a organizar esta nueva herramienta de lucha que llamaremos MOVIMIENTO BOLIVARIANO POR LA NUEVA COLOMBIA para cimentar futuro sobre nuestros históricos valores patrios, para juntar esfuerzos y esperanzas y concluir lo que el Libertador Simón Bolívar empezó y está por terminar: la integración latinoamericana, la independencia nacional y la justicia social. 

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo colocan al servicio de esta tarea sus armas y combatientes, su influencia, su esfuerzo, experiencia y compromiso irreductible con las luchas populares, para crear una opción política distinta a los partidos tradicionales, capaz de contribuir con eficacia en la conducción del país hacia destinos de igualdad y de soberanía nacional! 

¡VIVA LA NUEVA COLOMBIA!
PLENO DEL ESTADO MAYOR CENTRAL DE LAS FARC-EP
“Con Bolívar, por la paz y la soberanía nacional”
Montañas de Colombia, Marzo 25 del año 2000

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