A los pobladores del Catatumbo
El Estado Mayor del
Bloque del Magdalena Medio escribe sobre la lucha del campesinado que resiste a
la represión y el terrorismo de Estado en el Catatumbo.
Julio 19 de 2013
Una enorme y
valerosa movilización campesina se lleva a cabo en el departamento de Norte de
Santander. Desde hace un mes y medio, el gobierno nacional presidido por Juan
Manuel Santos presta oídos sordos a las solicitudes de las comunidades. Propone
conceder una serie de migajas que nada tienen que ver con lo planteado por la
marcha, y exige que los campesinos detengan la protesta y deshagan la
movilización.
De lo contrario,
advierte que las autoridades procederán en cumplimiento de la Constitución y la
ley. Lo que equivale a decir que Ejército, Policía y Fiscalía están listos para
arremeter de nuevo contra la marcha campesina, disparar contra sus integrantes,
garrotearlos, patearlos, bombardearlos con gases, capturar a sus dirigentes y
judicializar a cuantos pueda de manera ejemplar. Porque cuando se trata de
reclamos del pueblo, así es como el gobierno responde.
Siempre lo ha hecho
así. Los pobladores del Catatumbo lo saben muy bien. Porque no es la primera
vez que se movilizan. Para lo oligarquía liberal conservadora que ha gobernado
históricamente nuestro país, y que ahora se pone las máscaras de uribista y
santista, los derechos del pueblo colombiano están bien en la letra de la
Constitución o en los textos de la ley, pero están muy mal cuando ese pueblo
exige que se los reconozcan y respeten.
Si los pobladores
del Catatumbo marchan porque se les respete su dignidad humana, su derecho a
ejercer la opción política que prefieran, su libertad y su tranquilidad,
permanentemente desconocidos o vulnerados por las autoridades militares y policiales
que llegan en masa a la región en aviones, helicópteros o aviones, la
oligarquía gobernante busca el modo de burlarles esos derechos, acusándolos de
los peores delitos, tildándolos de guerrilleros y terroristas.
Si los campesinos
del Catatumbo plantean que se reconozca a la región la condición de zona de
reserva campesina, estatuto jurídico previsto por la propia Constitución
Política de Colombia y consagrado en la ley 160 de 1994, con el propósito de
acceder a proyectos de desarrollo y de rehabilitación social que no signifiquen
la pérdida de sus tierras, ni el cambio de su destinación agrícola, ni la
destrucción de la naturaleza, entonces la oligarquía se escandaliza y niega.
Si los campesinos
del Catatumbo exigen que se cumplan los acuerdos firmados con el anterior
gobierno tras el campamento humanitario del año 2009, en los que quedó
claramente establecido que no se acudiría a métodos violentos, ni se
desconocerían los intereses de las comunidades a objeto de conseguir la
erradicación de los llamados cultivos ilícitos, es porque el propio gobierno ha
desconocido y vulnerado esos acuerdos a pesar de su compromiso con los
campesinos.
Así que los
marchantes no son delincuentes, son mujeres y hombres del pueblo, trabajadores
y humildes, que en este rincón de la patria han construido sus comunidades por
encima de todas las violencias oficiales y paramilitares. Son colombianos que
tienen derecho a ser tenidos en cuenta por los gobiernos, a ser escuchados y
atendidos en sus justas reclamaciones. Nadie tiene la facultad de presentarse a
su región para imponerles planes y proyectos que los perjudiquen.
Como lo hace el
gobierno de Santos ahora. Para nadie es un secreto que su gobierno encarna los
intereses de las grandes compañías de inversionistas extranjeros y de los
grupos económicos más poderosos del país. Santos, como lo hicieron antes Uribe
y Pastrana, se empeña en que esas empresas del gran capital hagan su negocio
aquí, sin importar la suerte de los colombianos pobres. Sus proyectos de
locomotoras minera y agroindustrial requieren sacar la gente del Catatumbo.
Es la misma
política de los gobiernos anteriores. De guerra y paramilitarismo. De represión
y desplazamiento forzado. Esos son los propósitos que se esconden tras la
erradicación forzosa de los cultivos de coca, quebrar la gente para que no
tenga más remedio que negociar su tierra con los empresarios. Ya se trate de
multinacionales mineras o de empresarios de palma africana. Lo mismo buscan con
la guerra. Es contra eso que se opone la marcha campesina del Catatumbo.
Y por eso cuenta
con todo nuestro apoyo. No nos avergonzamos ni intimidamos al reconocer que lo
que hacen los campesinos del Catatumbo coincide plenamente con nuestras
posiciones políticas. La concientización, la organización, la unidad, la lucha
y la movilización del pueblo por sus derechos han sido siempre consignas de las
FARC-EP, consignas de todos los revolucionarios de Colombia y el mundo.
Es el pueblo haciendo política sin politiqueros de por medio.
Y eso no es ilegal,
hace parte de derechos consagrados en la Constitución: el libre pensamiento, la
libertad de expresión, la libertad de organización política, la protesta, la
movilización popular. Saludamos por eso con sincera emoción patriótica la lucha
de los pobladores del Catatumbo, al tiempo que respetamos su autonomía y sus
decisiones. Nos solidarizamos con ellos, los aplaudimos y acompañamos en sus
propósitos.
Y eso no es
infiltrar ninguna protesta o marcha, como aseguran el gobierno y los militares.
No son las marchas y protestas campesinas las infiltradas. Es Colombia entera
la que se haya infiltrada por la corrupción politiquera, por la concepción
violenta que ordena enfrentar con soldados y policías al pueblo cuando reclama,
por los capitalistas transnacionales y los monopolios económicos que saquean
las riquezas del país y despojan de sus derechos a los colombianos.
No es por capricho
que las FARC-EP llevamos medio siglo alzadas en armas. Somos la respuesta de un
pueblo agredido, encarcelado, perseguido, asesinado y desplazado por exigir
justas condiciones de vida y respeto a su pensamiento. Sabemos que en el
Catatumbo los campesinos y pobladores llevan varias décadas movilizándose
también. Y recibiendo el trato violento de los gobiernos. Por eso decimos
a la gente: si no los escuchan y vuelven a agredirlos, aquí estamos nosotros.
Pueden contar con
nuestras filas, con nuestras armas, con nuestros combatientes. Dispuestos a
recibirlos, a apoyarlos, a conducirlos a la victoria final. Es cierto que
adelantamos con este gobierno un proceso encaminado a pactar la terminación del
conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Pero debe quedarles
claro a ustedes y a todos los colombianos que mientras el pueblo colombiano
siga siendo violentado como hoy, ese acuerdo será imposible.
ESTADO MAYOR DEL
BLOQUE DEL MAGDALENA MEDIO FARC-EP
Montañas de
Colombia, 19 de julio de 2013.
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