Pablo Catatumbo: fin de la guerra requiere cambios para el pueblo
Para
terminar una guerra de más de medio siglo y centenares de miles de muertes, es
justo convenir cambios que satisfagan necesidades del pueblo colombiano,
sostuvo aquí el comandante insurgente Pablo Catatumbo.
Miembro
de la delegación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército
del Pueblo (FARC-EP) que dialoga en esta capital con el gobierno de su país,
Catatumbo cree que la paz es un anhelo que une a la mayoría de sus
compatriotas.
Sin
embargo, considera que el diálogo pasa por un “momento crítico”, que atribuye
al “discurso de doble carril” del presidente Juan Manuel Santos.
“Constantemente
nos amenaza y pone ultimatum. En el fondo siguen creyendo que la insurgencia
puede ser derrotada militarmente”, aduce.
Una
publicación de su país lo califica como “curtido forajido del Estado Mayor y el
Secretariado de las FARC”, pero el guerrillero colombiano acudió a la
entrevista en la sede de Prensa Latina en La Habana con la historia de su país
a mano.
Colombia
nació como república con la particularidad de que la oligarquía recurrió desde
entonces al crimen político para mantener sus privilegios, asegura.
Apuntó
que se trata de una malformación repetida en el tiempo, contra Bolívar, Sucre,
Gaitán y otros actores que intentaron transformar esa nación sudamericana.
“Eso
está en el fondo de nuestros reclamos”, insiste. De otra manera -indica- no se
puede explicar que en el siglo 19 ocurrieran 47 guerras civiles, todas por
resolver los conflictos heredados por incumplir con las banderas del
Libertador.
Catatumbo
enfatiza que la desigualdad en la tenencia de la tierra dio origen al conflicto
y es un problema irresuelto en “el país más desigual del mundo según datos de
Naciones Unidas”.
“Es
aberrante la excesiva concentración de la propiedad por la cual el 0,9 por
ciento de la población dispone del 99 por ciento de las acciones
empresariales”.
Explica
que las diferencias en la mesa de conversaciones son de fondo.
“No
tienen en su cabeza -enfatiza- otra fórmula que el proceso que desmovilizó al
M-19″, cuya dirigencia fue asesinada.
Dijo
que el gobierno entiende la participación como que “los guerrilleros salgamos a
hacer política; nos ofrecen puestos de representación, llegar al Senado, llegar
a la Cámara, ser gobernadores”.
Riposta
que sería con “unas reglas amarradas, un código electoral absolutamente
corrupto, con unas legislaciones antidemocraticas”.
Reveló
que en las pláticas que tienen lugar en el Palacio de Convenciones de La Habana
los representantes gubernamentales les recriminan: “ustedes quieren que le
hagamos la revolución en la mesa’”.
“Somos
lo suficientemente realistas para saber que se pueden hacer reformas que
establezcan posibilidades de librar la lucha política en otras condiciones”,
arguye.
LA
CONSTITUYENTE
En
las últimas semanas la delegación de las FARC insiste en su propuesta de
celebrar una Asamblea Constituyente como vía para promover los cambios en
Colombia.
Incluso
sectores de izquierda de su país parecieran no tenerlas todas consigo con esa
idea, que también es rechazada por el ejecutivo de Juan Manuel Santos.
El
comandante guerrillero coincide que “es un riesgo, pero creo que, si el
gobierno aceptara convocar una Asamblea Nacional Constituyente por la Paz,
sería acogida por todo el pueblo”.
La
calificó como un “tratado de paz que sirva incluso para dirimir las diferencias
que no hemos podido resolver en la mesa de conversaciones”.
“Nadie
puede creer que doce guerrilleros y doce personeros del establecimiento pueden
ponerse de acuerdo sobre temas como el latifundo o los tratados de libre
comercio”. Pero -reflexiona- la nación si puede hacerlo en la Constituyente.
“Consideramos
que podemos ganar ese debate democrático, en ese escenario, porque el pueblo ha
sufrido mucho y los latifundistas son una minoría”, dijo.
Se
refirió a “sectores poderosos recalcitrantes” que se oponen en la paz, y citó
entre estos a los terratenientes y otros asociados al ex presidente Álvaro
Uribe. “El gobierno de Uribe favoreció a sectores emergentes de la burguesía
mafiosa que lucró con contratos del Estado y se enriqueció con la guerra.
También
a sectores militaristas en las fuerzas armadas los cuales “temen que un acuerdo
con la guerrilla los va a sacrificar y mandar a la cárcel”.
“Las
FARC no les guarda rencor a los militares, hemos combatido, ellos han dado el
pecho y lo han hecho con valentía. Pero les hemos dicho que son instrumentos de
la oligarquía, garantes de sus privilegios”.
El
dirigente insurgente considera más culpable a los “dueños de los ingenios que
armaron paramilitares y asesinaron a medio país”. “Esos siguen impunes”.
“Tenemos
que llegar a un punto de realismo en que los actores de la guerra tenemos que
ser amnistiados. Una ley de punto final”.
Dijo
que ese es un tema que aún no ha sido debatido, pero que tendrá que llegar
“para evitar que los sectores militares se conviertan en un obstáculo a un
acuerdo de paz”.
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